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sábado, 17 de abril de 2010

Terremoto y resistencia




23 de marzo de 2010
Terremoto y resistencia
Daniel Mathews

Hace un cuarto de siglo Pinochet saco a los pobres del centro de Concepción y los concentró al otro lado del Bio Bio, a una hora de la ciudad, en la población que se hoy se llama Boca Sur. En realidad no a todos. Aquí es muy fácil encontrar familiares de detenidos desaparecidos. Los que llegaron trajeron consigo todas sus luchas e ilusiones.

El pueblo de aproximadamente 60,000 habitantes es un lugar de castigo pero también de resistencia. Las viviendas son casi celdas para prisioneros: casitas de 36 metros cuadrados y una sola pieza para familias promedio de ocho personas, paredes de volcanita (tiza y papel), baño de 2 por 1, más un pequeño terreno trasero. Cuando yo llegue a Concepción y le pregunte por Boca Sur a los militares que cuidaban el terminal me advirtieron que era un espacio “peligroso”, le pidieron a un carro de la PDI que me llevaran y tuve que pasar por un interrogatorio previo.

Pero dentro de esas casitas hay mucha vida. Comenzó inmediatamente. A fines de la década del 80 se creó la primera Junta de Vecinos integrada solamente por mujeres, que jugó un papel decisivo en la democratización de la organización. Luego los trabajadores crearon el Sindicato de Trabajadores Eventuales Newenche. Con los años la lista de organizaciones creadas por los vecinos resulta impresionante. A fines de 2007 la Escuela Libre de Educación y Cultura Popular Víctor Jara, que juega un papel determinante en la formación de activistas del barrio.

CASTIGO COLECTIVO

Es esta organización la que ha permitido enfrentar no sólo el terremoto sino la desidia del gobierno y el municipio. Y es que, como Gaza, los pobladores de Boca Sur están sometidos a un “castigo colectivo”. Según declaran los pobladores de Boca Sur, el alcalde de San Pedro de la Paz, Audito Retamal y la alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselberghe, “no han encontrado mejor remedio a la inoperancia que han tenido, en relación a la entrega de ayudas que atacar a los pobladores/as con calificativos de “saqueadores” a través de los medios de prensa”. Como castigo al conjunto del pueblo los alcaldes han manifestado que “serán los últimos en recibir ayuda”.

Es evidente que no se puede calificar de delincuentes a mas de 60,000 pobladores. La desesperación ante la incertidumbre de lo que pasará y la falta de alimentos obligó a muchas familias a ingresar a los supermercados y obtener alimentos para los suyos. Lo excesos ocurridos los días posteriores son el claro reflejo de la burocracia estatal, la que tardó tres días en poner a militares en la seguridad pública

No salo no les dan ayuda sino que ni siquiera cumplen las funciones propias de la alcaldía: el recojo de basura y el asegurar servicios básicos como el agua por ejemplo están en total abandono. Por otra parte este “castigo colectivo” se aplica también a otras poblaciones como Aguita de la Perdiz, a solo 10 minutos del centro cívico y comercial de Concepción que tiene casas en el suelo y otras tantas inhabitables que deben ser demolidas. Hay ancianos de avanzada edad durmiendo en la calle, y a 7 días de la catástrofe no ha llegado ninguna autoridad según denuncia

Es la propia población organizada la que esta resolviendo el problema. Se han organizado en guardias vecinales para defender los pasajes y calles, se han instalado comedores populares y se ha centralizado la información en una casa del la población que muestra la capacidad que tienen los pobladores/as para dar respuesta a sus propias demandas. Han contado para eso con el apoyo de las poblaciones mas pobres de Santiago. En el caso de Boca Sur la ayuda ha llegado de La Legua.

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